El director de la Policía y Alofoke: ¿Quién le da prestigio a quién?

Sandy A. De la Rosa
La reciente reunión entre el director de la Policía Nacional, mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta, y el empresario Santiago Matías (Alofoke) ha generado comentarios y reflexiones en distintos círculos.
En un país donde las apariencias muchas veces pesan más que los hechos, cabe preguntarse: ¿fue Alofoke quien le dio relevancia a la institución policial al ser recibido en el despacho del director, o fue la Policía quien, con este gesto, le otorgó una credibilidad institucional que el empresario-comunicador no siempre exhibe?
El encuentro, que tuvo como uno de sus temas centrales la marcha pacífica en Hoyo de Friusa, evidencia la disposición de la Policía Nacional para garantizar la seguridad de los manifestantes. El mayor general Guzmán Peralta dejó claro que la institución se mantendrá firme en su compromiso constitucional de proteger a los ciudadanos y asegurar el orden público.
Sin embargo, la presencia de Santiago Matías en el despacho del jefe policial no deja de levantar interrogantes. Matías, un hábil comunicador y empresario, ha construido su imagen sobre la controversia y la cultura del espectáculo, más que sobre una trayectoria de liderazgo social o político. Su capacidad de convocatoria es innegable, pero ¿hasta qué punto su visita a la Policía debe interpretarse como un acto de interés genuino en la seguridad ciudadana y no como una jugada mediática que refuerza su marca personal?
En todo caso, lo que queda claro es que la Policía Nacional, al recibirlo, proyecta una imagen de apertura y diálogo con diferentes sectores, lo que es positivo en tiempos de alta sensibilidad social. Lo que no queda tan claro es si, con esta reunión, la Policía fortaleció su institucionalidad o si, por el contrario, le prestó una dosis de legitimidad a alguien que, más que un agente de cambio, se mueve con la astucia de quien sabe que la percepción lo es todo.
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