¿Pensión o burla?

Por Sandy de la Rosa
En los últimos días ha resurgido con persistencia una propuesta que, más que una solución social, parece una ofensa a la inteligencia colectiva: la idea de que el gobierno pensione a los trabajadores del volante.
En teoría suena justo, pero al mirar más de cerca, la iniciativa viene impulsada por nada menos que Juan Hubieres, un personaje que ha hecho fortuna a costa del sudor de esos mismos choferes.
Durante años, muchos han denunciado cómo su figura se ha beneficiado del sistema de rutas, cobros y sindicatos, dejando poco o nada para los verdaderos protagonistas del transporte.
Resulta irónico que ahora quiera presentarse como el salvador de quienes ha explotado, como si la pensión que exige fuera un acto de justicia y no un disfraz de populismo.
Lo que debería estar proponiendo es una rendición de cuentas, no una carga más al Estado. Ojalá el gobierno no le haga caso y actúe con responsabilidad, porque la descabellada idea de que se pensione a los trabajadores del volante, viniendo de Juan Hubieres, es el colmo del cinismo: pretende que todos paguemos por la deuda moral que él mismo ha generado durante años.