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El resort de las rubias

El resort de las rubias

Que tal si en cualquier momento recibe la grata noticia de que te invitan para una isla en donde las mujeres son las que administran y claro con letrerazo que diga somos rubias pero no brutas. Una compañía en Letonia prepara esas vacaciones.

Se llama Olialia, pronunciado “ooh-la-lá”. Es la última extravagancia del autodenominado movimiento “rubio” que está creciendo en el país europeo, ante la sorpresa general.

“Somos inteligentes” La directora general de Olialia, Giedre Pukiene, es obviamente rubia. Declara que su objetivo es romper con el estereotipo de que las mujeres con este tono de pelo son menos inteligentes.

“Nuestro personal está muy cualificado y abundan los títulos universitarios”, explica. Su argumento de reivindicar a esta “minoría social” no convence demasiado: la estrategia huele a eficaz truco comercial para ganar publicidad gratuita.

Por lo menos, se lo ha trabajado a fondo: la experiencia será completa, ya que empieza en el aeropuerto, donde las azafatas y pilotos también serán rubias. Si esto sale en “Los Simpsons” seguramente lo tacharíamos de “demasiado inverosímil”.

¿Discriminación laboral? Otro asunto candente es la legalidad del proyecto. Pukiene afirma lo siguiente: “En la isla se construirán hoteles, centros de entretenimiento, balnearios, centros de talasoterapia y salas de conciertos, que responderán al espíritu y concepción de mundo de las rubias.

Bajo el formato del centro, todo el personal será seleccionado según el color de su pelo”. ¿No vulnera la igualdad de oportunidades para acceder a un trabajo? ¿Es aceptable montar un negocio donde sólo se admitan trabajadores blancos, heterosexuales o con ojos verdes? ¿Existe realmente “la concepción del mundo de las rubias”?

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