Acroarte nos envía el discurso de Música en el caribe, Raíces, difusión y permanencia
Discurso presentación:
Una de las intenciones de la Asociación de Cronistas de Arte no es solamente reconocer a los artistas dominicanos por su trascendencia de toda una vida o por un año de trabajo.
Es también, y lo hemos demostrado durante los últimos años, servir de vehículo para que el patrimonio cultural y musical de la República Dominicana sea reconocido, revalorado y sostenido dentro de la actual nomenclatura del arte en sentido general, sus cambios y las constantes injerencias de sonidos y movimientos exógenos a nuestra cultura, que encuentran en el desarrollo de los medios tecnológicos y digitales –amén de las grandes empresas del entretenimiento del mundo-, mayor facilidad para imponerse como moda y a veces quedarse como única opción, negándole la oportunidad a los artistas por montón, y muchas veces del montón, pero con talento y garras, para que puedan hacer una carrera artística digna y que su primer público, el de casa, el dominicano, le sirva de sostén con sus aplausos, respeto y reconocimiento.
Por eso estamos aquí esta tarde/noche. Para hablar de la música caribeña, afrocaribeña y dominicana. Para hablar de sus orígenes y bondades, y para hablar de las constantes influencias que ejercen unas sobre las otras, igualmente unos países sobre los otros. El tesoro sonoro caribeño es único y tiene sus características también únicas en cada caso.
Hemos hablado mucho con Alexis Méndez y el magistrado Fernando Casado, de que el nuestro, de un valor incalculable, ha tenido el handicap de que no ha sido investigado, estudiado, publicado y difundido con tanta profusión como otros casos en el Caribe, dos ejemplos son Puerto Rico y Cuba.
Esto gracias a Dios ha ido cambiando. Y con las iniciativas de instituciones como la Secretaría de Cultura, Codetel, el Grupo León Jiménez o personales como las biografías de Joseíto Mateo, Johnny Ventura, Rafael Solano, el Fichero Artístico Dominicano de Jesús Torres Tejeda, El Merengue Música y baile de Santo Domingo de doña Catana y Solano, el bolero, visión y perfiles de una pasión dominicana, la pasión Danzaria de Dario Tejada, los estudios de la bachata y el merengue de Carlos Batista Matos y Euri Cabral, Rafael Chaljub Mejía, Arístides Incháustegui Cabral, don Marcio Veloz Maggiolo, Luis Brito y otros tantos, las cosas irán cambiando.
Sin embargo es necesario el grito constante que hace nuestra música para que se cuente su historia, cada vez con investigaciones más serias y detalladas. Minuciosamente, como si de un trabajo de orfebrería se tratara. Por eso, estamos aquí.
Agradecemos especialmente a don Fernando Casado, ideólogo de este encuentro, a doña Catana Pérez por aceptar compartir sus conocimientos con ustedes y nosotros, y a nuestro hermano Alexis Méndez, que por años ha sido víctima de mi reclamo de atención a la música dominicana, bajo el alegato de que todos las demás tienen defensores de más.
Gracias al Teatro Nacional por la sala y a la Cervecería Nacional Dominicana por su apoyo. A ustedes también, sin cuyos oídos, todo lo que aquí se dijera quedaría en el olvido.
Marivell Contreras
8 de julio del 2009
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