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Crecen temores de vecinos ante aumento de antenas de celulares en Panamá

Crecen temores de vecinos ante aumento de antenas de celulares en Panamá

Dos nuevas empresas de telefonía móvil comenzarán a operar en diciembre en Panamá, con lo que existirán unas mil antenas de celulares en el país, lo que ha provocado desconfianza entre quienes viven cerca de estas instalaciones, por temor de que causen problemas de salud.

Las compañías Claro, perteneciente a la mexicana América Móvil del magnate Carlos Slim, y Digicel, radicada en Jamaica, pasarán a competir a mediados de diciembre con la británica Cable&Wireless y la española Movistar, que ya operan en el país.

"Las empresas son bienvenidas a Panamá pero deben respetar a los ciudadanos. Por qué tienen que instalar una antena dentro de un área urbana", declaró Itza Ramos, una jubilada del barrio capitalino de Bethania, quien no quiere que instalen una torre a escasos metros de su apartamento.

Ramos dijo que en Panamá "no hay control de calidad de ningún tipo y no importa lo que diga la entidad encargada que va a medir las radiaciones porque se mide hoy y mañana estas empresas pueden hacer lo que les dé la gana".

La contadora Jenisse Ardinez, que forma parte de un colectivo de personas que se sienten afectadas por la instalación de las antenas, afirmó que "hay una gran incertidumbre a nivel internacional en cuanto al daño que pudieran producir estas estaciones de base de telefonía celular".

"Por eso pedimos a las autoridades que actúen bajo el principio de precaución alejando las antenas de las comunidades", dijo Ardinez.

Para ella, las autoridades panameñas deben asesorarse "con otros países donde han tenido reglamentaciones donde sus bases de telefonía celular las ponen a 400 ó 600 metros de las viviendas".

"Estas antenas no han sido consultadas con la comunidad", se quejó el ingeniero naval Jorge Estada, quien vive en la ciudad de Colón, 90 km al norte de la capital.

"No puedo asegurar que haya intereses creados por este tipo de antenas, pero sí puedo decir que van a devaluar mi casa, porque nadie va a querer vivir con la incertidumbre de vivir cerca de una antena", dijo Estrada.

La radiación de las antenas fue medida en la ciudad donde hay más torres, en Azuero (250 km al suroeste de la capital), y donde hay menos, en Panamá, y en ambas las emisiones están muy por debajo de las que las "recomendaciones internacionales" estiman riesgosas, indicó Concepción Ceballos, subdirector de radio y televisión y administrador del espectro de la ASEP.

Las autoridas locales están en aprietos por las quejas de los vecinos y varios muncipios están limitando la instalación de las antenas, entre ellos el de Panamá, que aprobó una resolución, pero no ha sido promulgada.

"El mundo científico todavía no ha encontrado una relación científicamente probada entre las radiaciones no ionizantes (que emiten estas antenas) y el cáncer, siempre y cuando se trabaje por debajo de los niveles de exposición que recomiendan los organismos internacionales", explica Juan Skvarca, miembro del Panel de Expertos en Radiaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Skvarca precisa que si bien la preocupación de la población es "justificada", es muy difícil probar la relación entre las radiaciones de estas antenas y el cáncer.

Sin embargo, "como todo avance de la tecnología tiene que estar sujeto a cierta normativa para proteger o acotar el riesgo de perjudicar la salud", dice el especialista de la OMS.

Según datos aportados por el experto de la OMS, en el mundo hay 3.000 millones de teléfonos celulares y se espera que en 2010 haya 5.000 millones.

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